Una vez más de cruzar y entrelazar, esas maneras que nos permite la poesía de espiar por el ojo de diferentes cerraduras hasta dar con las que nos emocionan.
La aguja sabe/ con qué lenguajes me erotizo
Pamela De Battista.
En esta ocasión el cruce reúne dos costureras, Pamela De Battista y Fernanda López, a su manera ambas reclaman presencia en un territorio que pareciera ser siempre masculino.
Dice Roland Barthes en el placer del texto:
“Algunos quieren un texto (un arte, una pintura) sin sombra, separado de la «ideología dominante»; pero es querer un texto sin fecundidad, sin productividad, un texto estéril (vean el mito de la Mujer sin Sombra). El texto tiene necesidad de su sombra: esta sombra es un poco de ideología, un poco de representación, un poco de sujeto: espectros, trazos, rastros, nubes necesarias: la subversión debe producir su propio claroscuro” Barthes, Roland, El placer del texto y lección inaugural (1977) 1982
Es por eso por lo que es posible pensar qué #Enestarevoluciónhaypoesía, una revolución que pugna por los espacios que todavía no hemos podido conquistar y uno de ellos, claro es el goce y si hay una escritura que provoca el goce por eso ha sido un territorio vedado por tanto tiempo para las mujeres.
Por eso en este hoy estas dos costureras como a Pamela le gusta llamar a las poetas, para mí estás dos poetas elevan su voz una que no se queda quieta nunca.
Anne Carson, supone en Eros dulce y amargo, que se escribe por la falta de Eros a causa de esa ruptura que provoca la irrealidad, lo piensa mientras analiza a Safo, quizás nuestra gran Bruja madre, nuestra poeta de cabecera. La rebelde que se le escapa a la cultura griega y pone al erotismo en el centro de sus letras, hombres, mujeres, dioses y diosas.
Así quizás vale la pena, salvar las distancias y #Cuestionarelcanon, mirar a nuestras poetas de cerca y dejarnos emocionar por ellas.
Sin más vueltas, acá están las dos que provocan estar en sensibilidad, la esperanza es que está nota y la anterior les provoque leer poesía como una manera del goce.
mi deseo
retenido
en tu puesto
de control
por suerte, ya
domino
el modo manual
para levantarme
y dejarte solo
con todas
tus barreras
Fernanda López
En ese Eros que falla, la poesía de Fernanda escarba, trama una forma de enfrentar la ausencia.
Pero También dice
Madre trenza mi pelo,
mi pelo tensa
madre, dice
sentate como una señorita
y yo no sé.
Madre grita
varonera,
cuando estoy
con mis hermanos,
dice una nena
no juega con soldaditos,
agarrá las muñecas
o la cocinita
que te regaló
el padrino,
la última vez.
Madre repite
que cuando estoy
en la mesa
debo bajar
los codos
y callarme la boca,
madre levanta su voz
para que no
interrumpa a los grandes
con mis pavadas de niña
mal aprendida.
Madre manda
ordená tu pieza,
no arrastres los pies,
no hables
con la boca llena,
levantá los platos
de la mesa,
los pedazos de plato
del piso, que no te das cuenta,
manos de manteca,
grita madre, con ojos
de madrastra de telenovela.
Madre guarda silencio
cuando pregunto
si puede leerme
un cuento antes
de dormir, madre
no inventa historias,
madre calla o abre
la boca sólo para decir
siempre me hacés renegar,
por qué te portás así,
no te soporto más,
qué querés
de mí, madre.
Madre sospecha
que a veces sueño
con irme
lejos, o desaparecer,
despertar y que ella
no esté
más, madre dice
cuando ya no me tengas
me vas a llorar,
que cuánta malasangre
me hacés hacer.
¿Escuchás cómo lloro, madre?
Escuchás y no abrís
tus brazos para curarme
las lágrimas
o los dolores de panza,
ni acomodar la frazada
y sacarme
este frío,
o espantar los monstruos
de abajo de la cama,
madre, te quedás detrás
de la puerta
y no abrís
y yo quiero creer
¿madre, vos también
llorás?
Porque la poesía es también una forma de deconstruir el mundo del que somos parte.
Por eso la poesía es una revolución y es imposible vaciarla de esa idiología, las mujeres reclamamos la escritura y el goce, la escritura como arma, armadura y no sólo como el territorio del llanto por el desamor.
Pamela De Battista, construye una poesía en la cual el entretejido que nos permite observar es la mezcla con el paisaje, construye una voz del poema que grita, aúlla, que rasga la tierra en la que se establece.
Así dice, por ejemplo:
“ (…)
y va a llegar el día
en que me llueva con sol
y yo tenga que casarme
coserme
con mis bestias,
con la muerte,
conmigo misma.”
Un verso que nos hace pensar en Thenon, Pamela enhebra la escritura con precisión musical aun cuando denuncia.
Sororidad
I
Tres perros durmiendo al sol,
los yuyos a la vera del camino,
una calle de tierra que rasca el aire,
hay olor a otoño y todo está quieto
a las tres de la tarde.
Verde pulmón, el baldío,
donde pasta inocente
un viejo caballo,
un paisaje como aquellos
aparentemente apacibles
que bordaba mi abuela,
allí la encontraron.
Camino en silencio para no perturbar
esa antigua sensación
que une con un hilo a punto de cortarse
un cuerpo roto de mujer
con su infancia.
La pollera me roza las piernas,
las sandalias no me protegen los pies del polvo,
(nada me protege).
Escucho el quejido de las piedras que piso
y siento el olor a mate recién preparado
en una casa
tras una amplia ventana
porque alguien no pudo dormir
esperándola,
y puso el agua.
Sólo el ruido de mis pasos
que avanzan
levanta las voces de las muertas,
las tiende en la cuerda y las pone a secar, limpias,
las enhebra y las dispone,
las riega en las plantas huérfanas,
las deja sentadas en la vereda
cantando.
Es nueva la noticia en esta siesta provinciana
es vieja la noticia en esta siesta provinciana.
Las voces de las vivas suben como un tornado
en medio de las voces de las muertas
que se abren
dejando espacio.
Porque lo que siempre es
nace mientras muere.
Pamela De Battista.
Fernanda López Fernanda López nació en la Ciudad de Buenos Aires el 7 de septiembre de 1983. Escribe poesía, en verso y prosa, desde que era adolescente, pero, para entonces, no se daba por aludida. Se formó como Licenciada en Trabajo Social en la UBA, especializándose en Infancia, Adolescencia y Familia. En el último tiempo, varios de sus textos fueron publicados en distintas revistas y antologías de cuentos con otros autores. En el año 2011, participó de la creación del colectivo comunitario “Despertar Popular” que durante 5 años ofreció talleres artísticos a niñas/os y adolescentes de Constitución. Milita desde entonces en la Asamblea Popular Plaza Dorrego, San Telmo, donde actualmente trabaja con personas en situación de calle desde una perspectiva de inclusión y salud mental. En el año 2016, inicia la carrera de “Artes de la Escritura” en la Universidad Nacional del Arte. Actualmente, uno de sus poemas, “Cansada” forma parte del libro “Recuperemos la imaginación para cambiar la historia”, del Proyecto NUM, publicación artística colectiva a editarse en el transcurso de este año. Crea, junto a tres amigxs artistas, el ciclo “Entremezcladas”, cruce de distintas disciplinas artísticas que conviven y dialogan en el escenario creando una atmósfera donde escritura, música y dibujo son protagonistas. Siente que la escritura tiene el poder de decir aquello que, de otro modo, resultaría insoportable escuchar y sabe que en lo poético radica la belleza, por eso piensa, siente y escribe en prosa o corte de verso. Forma parte del Fanzine “ Hay palabras alrededor de este cuerpo” poemas por Santiago Maldonado. Con la colectiva poética, editora feminista, editó “Somos centellantes”, poemas por el aborto legal seguro y gratuito.
Pamela De Battista nació en Gualeguaychú en 1985, se formó como docente de Lengua y literatura en la UADER, Concepción del Uruguay, ejerce la docencia , la poesía y la maternidad. Forma parte del grupo literario las curanderas, formó parte de vigilia. Su Libro Cuadernos para el agua fue editado por la Editorial Singular de Gualeguaychú. Ganó el premio Fray Mocho, convirtiéndose en la primera mujer en ganar dicho premio en esa categoría.